creepy pasta
Cuando nací, tenía los ojos muy raros, los médicos pensaron que no podía ver, pero luego de unos análisis y todo eso, pudieron comprobar que si podía ver, que todo era normal.
Al pasar los años, yo era hija única y más o menos cuando tenía 5 años de edad, descubrí que podía ver un número en la frente de cada persona en mi madre, mi padre, de todos, pero todos los números eran diferentes, no entendía cuál era ese significado, y por miedo jamás dije nada a mis padres.
Un día mientras jugaba con mis muñecas y pude ver que mi padre solo tenía el número 3 en su frente, y antes había tenido muchos más, no me preocupé y seguí jugando, sin ningún problema. Al día siguiente mi padre tenía el número 2, y al día siguiente tenía el 1, yo estaba un poco feliz pensaba que si llegaba a 0 todo estaría bien, pero no fue así.
Aún recuerdo ese miércoles a la noche, yo estaba viendo la tv, cuando el teléfono sonó, y mi madre fue a atender, yo observaba atentamente a mi madre, y entonces su rostro se tornó pálido, y comenzó a llorar como nunca, yo me asuste ciertamente pero no entendía que sucedía. Después de que mi madre lloró todo la noche, al día siguiente, me contó todo, mi padre había fallecido en un accidente. Yo no lo podía creer, sentía rabia, por mi culpa mi padre había fallecido, todo era culpa mía.
Los días pasaron, y se lo conté a mi madre, ella al principio no me creyó, pero yo se lo quise demostrar, así que decidimos buscar a una persona que tuviese pocos números en su frente, y así fue, encontramos una anciana, caminaba por la calle y justo tenía el número 1 en la frente, recuerdo que era de día, y con mi madre la comenzamos a seguir, recuerdo haber estado un poco nerviosa porque no sabía si lo que había visto era cierto. La anciana se dirigió hacia un parque, y nosotros la seguíamos, al llegar al parque ella seguía con su número ya habían pasado varias horas, hasta que sucedió, la anciana se paró, y se dispuso a cruzar la calle, a todo esto la estábamos observando con mi madre, entonces la anciana cruzó la calle, y venía un auto, este frenó y la esquivo pero otro auto también venía detrás y no alcanzo a frenar, la anciana quedo debajo de las ruedas del auto, sus sesos estaban esparcidos por toda la calle, la gente gritaba y todos estábamos atemorizados, más que nada yo y mi madre que lo que yo había pensado era cierto.
Al volver a mi casa, mi madre no me hablaba, yo le pedía perdón, no quería aquellos ojos, entonces mi madre se abalanzó hacia mí y dijo: “¿Cuantos números tengo en mi frente?, ¡Dime!”, yo observé su frente y recuerdo que tenía varios números, el número era 18250, ella solo me miró y luego de eso lloró y me abrazó, ella dijo: “Tú no tienes la culpa de esto, nadie la tiene”. Yo solo la escuche y comencé a llorar, luego de eso fuimos a la cocina, y cuando la observé nuevamente ese número había cambiado drásticamente, el número que tenía en su frente era 9125 y yo estaba asustada, por lo que había visto, y dije: “¡Mamá!, ¡el número de tu frente cambió! Ahora es mucho más chico, su rostro se tornó pálido y dijo: “¿Qué número es ahora?”, dije 9125, entonces ella comenzó a sacar cuentas, y los días se habían descontado justo a la mitad. Ella solo dijo: “Esta bien hija, no te preocupes, mamá está bien”, nuevamente la observe y su número otra vez había cambiado. Esta vez el número era 4380, solo lloré y la abracé, no entendía porque sucedía eso con mi madre y porque con las demás personas no.
Los días pasaban y yo seguía preocupada, las horas pasaban a velocidades muy rápidas, la gente seguía muriendo sin que yo pudiera hacer nada, pero resultaba rara una cosa, yo era la única que no podía ver ese número en mi frente.
El tiempo pasó y crecí, como siempre todos me discriminaban por mis ojos diferentes, me llamaban bruja y cosas por el estilo. Yo ya estaba acostumbrada, lo único que les decía el número de tu frente es el siguiente y les descontaba varios días de su frente. Un día estaba muy frustrada había un niño muy molesto, estaba tan enfada que solo comencé a decirle los números que tenía en su frente, hasta que llegaron a ser muy pocos, yo solo reía y el niño seguía molestando, algo en mi necesitaba saber qué pasaría si decía esos números hasta que llegaran a 0, entonces sucedió, los dije hasta que llegaron a 0, y cuando sucedió al niño se le llenaron los ojos de sangre, comenzó a vomitar sangre, gritaba pidiendo auxilio, yo solo lo miraba y me reía por lo que había descubierto, el niño murió, luego llegó emergencias y confirmaron la muerte del niño, todo era terrorífico pero a la vez placentero, me sentía toda una diosa haciendo ese tipo de cosas.
Esa misma tarde llegué a mi casa, el número que mi madre tenía en su frente era el 4, yo estaba realmente preocupada por ella, porque si le llegaba a decir algo, de seguro su número se volvía a descontar. El día se aproximaba, y sin que ella sospechara decidí por mis propios medios tratar de vencer a la muerte, ese día recuerdo estar un poco nerviosa yo era la única capaz de salvar a mi madre, y la convencí de que fuésemos a la casa de mi abuelos que quedaba bien lejos de la ciudad.
Al llegar a la casa de mis abuelos, mi madre tenía el número 1 en su frente, yo estaba tranquila en esas circunstancias no pasaría nada, a menos que yo no dijera el número, todo sería perfecto. Los minutos pasaban, ellos se divertían pero yo sentía temor por dentro, la noche llegó y todo era silencio, solo se escuchaban uno que otro insecto, esa noche no podía dormir estaba realmente preocupada por mi madre, pero de pronto se escucharon unos gritos provenientes de la piezas de mis abuelos, se escucha: “Al suelo, esto es un asalto, díganos donde ocultas el dinero”. Mi cuerpo se llenó de pánico, estaba realmente asustada, y no podía comprender como podía suceder eso, ¿Acaso era imposible vencer a la muerte?, pero no quería que mi plan fallara, entonces me dispuse a correr hacía la cocina, los ladrones ya habían capturado a mi madre, y amarrado a mis abuelos, mi madre era realmente bella, entonces ellos decidieron violarla, poco a poco la fueron desvistiendo, y la amenazaron que si no se dejaba violar la iban a matar, poco a poco mi madre se iba quedando desnuda, y nadie de nosotros podía hacer nada, de pronto mi madre, golpeó a uno de los ladrones y me dijo: “¡Corre!, salva tu vida”, y justo cuando la observé por última vez el número de su frente cambió a 0, luego de eso recibió un disparo en su frente, yo no pude hacer nada, solo contemplar aquel hecho, comencé a gritar, la rabia se apoderó de mi cuerpo, sentía mi rostro caliente, mi respiración se tornó molesta, verdaderamente estaba furiosa, entonces comencé a decir los números de la frente de cada uno de aquellos sujetos, hasta que todos murieron. Verdaderamente sentía el poder correr por mis venas, sentía ganas de seguir haciendo aquello, así que también lo hice con mis abuelos, hasta que ellos también murieron.
Me había quedado sola, y esa misma noche dormí junto al cuerpo de madre, la acariciaba y pensaba, que quería acabar con mi sufrimiento, entonces decidí acabar con mi vida, agarré una de las armas de uno de esos sujetos y me decidí a disparar, pude sentir como la muerte se apoderaba de mi cuerpo, pude contemplar por unos minutos mi propio cuerpo, pero de pronto apareció un hombre a mi lado, él dijo lo siguiente: “Tú no puedes morir aún, todos los años que robaste de aquellas personas ahora te pertenecen y vivirás hasta que estos lleguen a 0”. Seguido de eso desperté, y sentía mi cuerpo cansado, otra vez había vuelvo a la vida. Solo gritaba y gritaba, que había hecho para merecer tal maldición.
Los años pasaron pero ese recuerdo ya quedó atrás, me decidí en seguir con mi vida, sigo viendo como la gente muere, excepto yo, ya e intenté varias formas de acabar con mi vida pero todo es inútil. Soy como un demonio solitario en este mundo, la gente me mira feo, nadie me quiere por mis ojos raros, pero lo que si se, es que de todos ellos yo me alimento sacándoles poco a poco los años de vida. Ya me acostumbre a verlos morir, la muerte se volvió muy común para mí, se podría decir que es mi mejor amiga.
Ahora estoy un poco aburrida, ¿Acaso quieres jugar conmigo?, o ¿Prefieres que comience a decir los números de tu frente?
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